domingo, 28 de enero de 2018

# 51 - Los mejores discos internacionales editados en 2017

En lo que desembalamos el nuevo año y nos habituamos a sus nuevas funcionalidades, mi perro ha preparado su tradicional selección de lo mejor del año para que no temamos al silencio en lo que montamos todo de nuevo. No se os ocurra mirar por el retrovisor, la imagen es dantesca.

Va por Fats, Tom, Chris, Malcolm, Chuck, Chester, Charles y todos mis compañeros muertos.


Salud y.... ¡Subid el volumen! (viene cargadito).


Motorpsycho por Geir Morgen



Zeal & Ardor - Devil is fine (MVKA, 2017). Manuel Gagneux, cara más visible de Zeal & Ardor, es un músico suizo-americano residente en Nueva York y aficionado a la mezcla indiscriminada de géneros musicales al que un día, mientras tonteaba con su papel de “Dr Moreau” en un foro musical, le sugirieron el cruce entre el black metal y el blues. Esta casualidad fue el origen de uno de los proyectos más impresionantes del pasado año (realmente fue autoeditado y distribuido online en 2016, aunque adoptado en 2017 por la discográfica MVKA para su soporte físico) y que tontamente ha inmortalizado la conexión entre ambos estilos tan aparentemente lejanos. Y destaco lo de “aparentemente” porque si escuchamos los Field hollers (cantos espirituales que entonaban los esclavos afroamericanos y principal sustrato a partir del cual nacería posteriormente lo que conocemos como blues) sobre los que se estructura este trabajo, resulta sorprendente no sólo que no desentone el halo maldito que los gritos black metaleros imprimen al discurso de sufrimiento y adoración por lo prohibido que proclaman, sino que además acentúan la fuerza del mismo. El black primigenio, aquel que nació como una expresión popular de odio hacia la imposición de la cultura cristiana en Noruega, acaba dándose la mano con el blues, que también tiene un origen ligado a la represión que sufrieron los esclavos negros en Estados Unidos. Ideas parecidas, distinta época y temperatura (supongo). El resultado es un LP de apenas veinticinco minutos, donde la mezcla se presenta amasada junto a coqueteos con la electrónica y guiños a sonidos infantiles encerrados en cajas de música, que visten los interludios y que confieren una dimensión más terrorífica al conjunto. Pena que el trabajo no se haya tomado demasiado en serio por su creador, tanto en el número de cortes como la profundidad de lo conseguido, porque se podría haber logrado una invocación del maligno en condiciones. Una canción: Come on down. (Bandcamp, Spotify).




Mastodon - Emperor of sand (Roadrunner, 2017). La travesía por el desierto de este “Emperador de la arena” llega a lo mejorcito del año alzándose como otro espectacular disco de Mastodon (¡y van siete!). Lejos de mostrar su cara más afilada en esta vuelta a sus orígenes conceptuales, los de Atlanta sacan jugo a la zona de confort alcanzada en los últimos trabajos exprimiendo al límite su potencial, esta vez sin alejarse demasiado por los senderos de la experimentación, y poblando este trabajo con un nuevo puñado de canciones matrioska entrelazadas por los guitarreos imposibles de la pareja formada por Bill Kelliher y Brent Hinds, y apuntaladas sobre las enérgicas líneas de bajo de Troy Sanders y los fraseos espídicos de la batería de Brann Dailor. Puestos a pedir, si hubiesen sustituido alguno de los temas que componen la parte central del disco, concretamente Word to the wise o Ancient kingdom, por alguno de los cortes que entraron en el posterior EP, titulado Cold dark place, (y que contenía la dosis experimental que quizá echábamos de menos en este Emperor of sand) estaríamos hablando de la matrícula de honor. Ahora sí, si algo sabe hacer esta gente es culminar los trabajos, y la traca final que forman Andromeda, Scorpion's breath y la brutal Jaguar God, es de esas que te hacen olvidar todos los males. En lo que se descubre el hechizo, seguimos salivando con cada paso de los norteamericanos, quienes poco a poco llevan camino de ser una de esas bandas que algún día estudiará en los colegios, si es que siguen abiertos. Una excusa más para continuar profesando su religión. Canción: Jaguar God. (Spotify)



Motorpsycho - The Tower (Stickman Records, 2017). Ochenta y cinco minutos de disco no se los permito a cualquiera, pero si esos cualquier son

toda una leyenda del rock progresivo contemporáneo con más de veinte discos en el mercado y padres de obras tan sensacionales como Behind the sun (Stickman, 2014), Heavy metal fruit (Stickman, 2010), Little lucid moments (Stickman, 2008) o Black hole, blank canvas (Stickman, 2006), entre otras, pues me lo pienso. The Tower es la última entrega de la imaginería noruega al servicio de la historia del progresivo que conforman Bent Sæther, Hans Magnus "Snah" Ryan y Tomas Järmyr, quien por cierto debuta en este disco en sustitución del batería de Spidergawd, Kenneth Kapstad, y que son los encargados de volver a poner a prueba la capacidad de asimilación de los amantes del género a lo largo y ancho de este doble LP. Acostumbrados a manejar sin complejos una amplísima paleta de estilos, siempre con la jam como filosofía de vida, el prolífico trío se presenta con un horizonte más finito que otras veces y con una clara impronta de rock progresivo clásico. Salpicados con referencias al pop psicodélico de Pink Floyd o a los riffazos crimsonianos, encontramos cortes poderosos como The Tower, las inmensas Bartok of the universe o A.S.F.E, delicadas piezas como Stardust, o las épicas A pacific sonata y Ship of fools. Nuevamente el minutaje puede ser un problema a la hora de hincar el diente a la criatura, pero es el precio a pagar para disfrutar de unas de las bandas con mayor peso atómico en el género que los alberga. Que os quejáis de vicio. (Spotify)


Spidergawd - IV (Crispin Glover, 2017). Es cierto que no soy objetivo con este grupo, pero permitidme que insista: ¿CÓMO es posible que un conjunto como este parezca ser consumido únicamente por un irreductible grupo de freakies escarbadores de música? ¿Qué más se necesita para su erupción definitiva, obrar un milagro? Quizá lo de sacar cuatro discos en cuatro años, sirva. Pero centrémonos en lo que nos ocupa. Spidergawd IV es el cuarto disco del conjunto formado por estos CUATRO personajes: Per Borten en la guitarra y voz, Hallvard Gaardlos en el bajo, Kenneth Kapstad en la batería y Rolf Martin Snustad en el saxo. Nacidos en el seno de una buena familia como es la de los noruegos, Motorpsycho, Spidergawd es una de esas bandas emperradas en el pepinazo por bandera, y que siguen de forma inquebrantable las santas escrituras que buscan revitalizar el rock enérgico de los setenta, incluso con incursiones por los mundos de los Queens Of Stone Age, lo que debería ser motivo suficiente para que cualquier amante del buen guitarrazo se lanzara a su cuello. Cierto que su tercera obra no enganchó como las dos primeras, pero viendo el resultado del nuevo trabajo no parece que les haya costado demasiado retomar la senda. Si lo de Is this love?, Loucille, What you have come, la épica The inevitable, la invocación de Thin Lizzy en Heaven comes tomorrow o cualquiera de los temas restantes de este tremendo albumaco no son para amarlos, es que no tenéis corazón. Exijo conciertos, presencia en festivales y un avión con tripulación. Estoy muy loco. Canción: What you have come.(Spotify)




Elder - Reflections of a floating world (Stickman Records, 2017). El trío de Boston continua con la fascinante arquitectura sonora que descubrimos, un tanto tardíamente, en su anterior lanzamiento Lore (Stickman, 2015), y en este nuevo Reflections of a floating world vuelven a proponernos un viaje a cielo abierto desde el que poder disfrutar de sus paisajes esculpidos a fuerza de riff. Y es que Elder, grupo formado por el guitarrista y cantante Nick DiSalvo, el bajista Jack Donovan y el batería Matt Couto, acaba por resultar una banda realmente visual. La manera en la que estos orfebres del stoner y el rock progresivo manejan el riff guitarrero como materia prima de su obra consiguiendo sortear las etiquetas del post rock a base de levantar totémicos riffs que se encadenan a modo de cordilleras por los terrenos que sobrevolamos con su música, es puro arte. Pese a ser un disco que se disfruta con el volumen al máximo, si afinamos el oído (o la vista) descubriremos que también se trata de un álbum detallista, en el que la psicodelia trabaja a ras de suelo para perfilar valles o pequeños detalles hasta recrear un modelo a prueba de los estudiosos de las texturas. Seis impresionantes canciones que rondan y superan los diez minutos de policromía tallada sobre piedra, entre las que destacamos Sanctuary, la inmensa Thousand Hands o la sorprendente y boquiaperturante Blind. (Bandcamp, Spotify)




Kreator - Gods of violence (Nuclear Blast, 2017). ¡Arrepentíos! El día del juicio final se acerca y el amigo Petrozza estará allí para pasar lista ¡Ay de aquellos que no hayáis odiado al prójimo, se os haya ocurrido esparcir buenos pensamientos por la faz de la Tierra o hecho el mal medioambiental! Kreator vuelve con otra endemoniada carga del mejor thrash metal since 1985, continuando lo que está siendo la batería explosiva más lograda de su historia, esa que comenzó con aquel fantástico Violent Revolution (SPV, 2001), y que devolvió a los alemanes a la jerarquía más alta de las hordas del thrash europeo. En este Gods of violence, han optado por una mayor presencia de orquestación en sus ya de por sí recargadas composiciones, que incluye una intérprete de arpa de tan solo 12 años llamada Tekla-Li Wadensten y aportaciones de la banda italiana Fleshgod Apocalypsede, lo que quizá haya suavizado su filo, pero no os engañéis. La maquinaria liderada por Miles Petrozza, el siempre inspirado guitarrista finlandés Sami Yli-Sirniö a las seis cuerdas, y el tormento de Ventor en la batería, vuelven a convertir este trabajo en una nueva y adictiva serenata de odio y aniquilación. Siendo el más flojo de la saga (quizá Fallen brother y Hail to the hordes lastren un poco al conjunto) contiene suficientes motivos para mantener el “Kreationismo” en lo más alto de las teorías de destrucción. Dejad a los mayores. We shall kill!! (Spotify)



The Flying Eyes - Burning of the season (Noisolution, 2017). Desde que los descubriéramos en aquel Lowlands (Noisolution, 2013) con aquella mezcla pantanosa de blues, rock humeante y lo que parecía la voz del mismísimo Jim Morrison, teníamos la insana curiosidad de saber si la implacable escena del blues rock terminaría con uno de las bandas con más poso de autenticidad con la que nos hemos topado en los últimos años. Pues bien, hay noticias buenas y malas. Entre las buenas, está que en este Burning Of The Season, el alma del líder de The Doors sigue eligiendo la voz de Will Kelly para manifestarse, lo cual independientemente de tu cariño por Los Puertas, es un puntazo. Además, aunque removidas a un tempo más pausado, sus canciones siguen albergando ese algo hipnótico que mantiene a raya a las fuerzas de la psicodelia, el rock y el blues. ¿Las malas? Pues que en noviembre anunciaban que esta sería su última gira. No somos nada. En fin, ahí están las Farewell, Rest easy, Oh sister o Drain, para dejar un bonito cadáver. Por lo menos nos lo hemos pasado bien. (Bandcamp, Spotify)



Y de regalo, algún que otro polizón: El rock pausadito de The War On Drugs con su A depper understanding (Atlantic Recordings, 2017); el sanador y brutal crossover de Power Trip en Nightmare logic (Southern Lord Recordings, 2017); el jazz del pianista Gerard Clayton en Tributary tales (Motema Music, 2017); la oscuridad metalera de Vinsta con Wiads (Trollmusic, 2017) que recoge el testigo de los "desaparecidos" Opeth; la tesis marciana de los australianos King Gizzard & Lizard Wizard (que han sacado al mercado la friolera cifra de cinco discos de estudio este año); el doom metal de Pallbearer en Heartless (Nuclear Blast, 2017) o el intratable hardcore de Converge con The dusk in us (Epitaph Records, 2017). Hale, ahora lo agitáis todo bien, y de trago.


Creo que está todo, pero si os falta algo podéis revisar las canciones de la semana de 2017 en Spotify.

No hay comentarios:

Publicar un comentario